El término cilla proviene del latín “cella” que significa despensa. La Real Academia de la Lengua lo define como casa o cámara donde se guardan los granos, es decir, un granero. Pero en este caso se trata de un granero especial ya que se encuentra vinculado al mundo religioso. En los antiguos monasterios, la cilla era el lugar donde se guardaban las provisiones del mismo, con lo que mantenía su primitiva acepción de despensa.
Lanzarote fue durante varios siglos, hasta comienzos del siglo XIX, una isla señorial. Es decir, aunque se hallaba bajo el dominio de la Corona española, existía un señor que la gobernaba, que decidía los impuestos y tasas, administraba el territorio y decidía los nombramientos civiles. Entre los impuestos más importantes destacaba el quinto, un gravamen en la entrada y salida de productos que se pagaba al señor o señora de la isla.
Sin embargo, las tasas señoriales no eran los únicas que debían pagar los vecinos de la isla. Prueba del enorme poder de las instituciones religiosas en el Antiguo Régimen, los ciudadanos debían aportar a éstas el diezmo. El diezmo consistía en entregar el diez por ciento de los beneficios conseguidos en la explotación de los cultivos y ganados producidos cada año. Era un gravamen basado en las Escrituras y que se creó a comienzos de la Edad Media pero que, en algunos países como España, pervivió hasta bien entrado el siglo XIX.
Los cereales que se entregaban se conservaban en estos graneros denominados cillas. Dada su condición de capital insular, Teguise custodiaba el granero más importante, que era además de gran tamaño debido a la relevancia de Lanzarote como isla cerealística en el Antiguo Régimen.
La construcción de la cilla, edificio que aún se conserva en el entorno de la Plaza de la Constitución, se remonta al año 1680 cuando la edificó el maestro Marcial Sánchez bajo el mandato del mayordomo de fábrica Pedro González Machado.
La construcción fue rehabilitada por una entidad bancaria, la antigua Caja de Canarias, en 1986 bajo la dirección de César Manrique y pasó a ser una sucursal de la misma (hoy sigue operando como sede bancaria pero está en manos de otra entidad). De la primitiva edificación se ha conservado la estructura original, consistente en un doble tejado a dos aguas y una sola nave o gran sala en la que custodiar los cereales.
Un edificio tan singular en un lugar tan privilegiado invita a su recuperación por parte de las instituciones y su conversión en un centro cultural.
Para saber más:
Teguise, conjunto histórico artístico. Ayuntamiento de Teguise, 2007.