En la zona sur de la isla, en el entorno turístico de Playa Blanca, se encuentra la Torre del Águila o de las Coloradas, uno de esos pequeños pedazos de historia lanzaroteña que se encuentran repartidos por su costa.
La edificación fue ideada para combatir y evitar el desembarco de los piratas argelinos y del norte de África que asolaban la isla desde el siglo XVI. Su estructura es similar a las de otras construcciones que se ejecutaron por la misma época, como las Torres de Caleta de Fustes y el Tostón en Fuerteventura o la de Gando en Gran Canaria.
Su primera aparición se produce en un plano de 1742 en el que consta la planta, el perfil y una elevación de la misma, reflejándose sus dos niveles, tal y como se puede ver en la siguiente imagen. Poco tiempo después, en 1749, la torre es incendiada tal y como lo narra Viera y Clavijo: «Dos Javeques Argelinos desembarcaron la noche del 30 de Octubre por el Puerto de las Coloradas (que es el antiguo Rubicon) 400 hombres bien armados, que al punto asaltaron la Torre de la Punta del Aguila, unica defensa de aquel parage, dieron un genero de muerte cruel a un intrepido Isleño, que supo hacerles cara; cautivaron Condestable y otros nueve paisanos, que era toda la guarnicion; pusieron fuego a la Fortaleza, y penetrando acia el corazon del pais, demolieron la Ermita de San Marcial (monumento de la Cathedral primitiva), y corrieron tras el ganado hasta el Pueblo de Femes, que tambien quemaron.»
En ese estado permanecerá durante casi dos décadas. En 1767, el ingeniero Alejandro de los Ángeles, después de una inspección en la isla, vuelve a levantar los planos de la fortaleza realizando algunas reformas respecto al proyecto anterior. Esta reconstrucción finalizó en poco tiempo ya que en la puerta de la torre aún se conserva una lápida conmemorativa fijando su acabado en 1769. Salvo algunas diferencias que pueden apreciarse en el sótano de la torre, la configuración del castillo actual corresponde a estos trabajos de finales del XVIII (el resultado es muy similar a su precedente., seguramente al aprovechar los cimientos y parte de la estructura que se conservaría).
Tanto la lejanía como el aislamiento de la zona han permitido que esta construcción se haya conservado en un estado bastante aceptable, con la excepción del inevitable paso del tiempo, en comparación con otras construcciones similares. No obstante, sería interesante que el Ayuntamiento de Yaiza (propietario del castillo desde 1970) proyectase una rehabilitación de la torre y la utilizase como centro histórico. ofreciendo así una nueva oferta cultural en la zona.
Para saber más:
RUMEU DE ARMAS, Antonio: Piraterías y ataques navales contra las Islas Canarias. Madrid-Las Palmas, 1991.