El Convento de Santo Domingo de Teguise

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Durante algo más de un siglo, el único convento existente en Lanzarote fue el convento franciscano de Miraflores, cuya iglesia se halla hoy reconvertida en Museo de Arte Sacro. Sin embargo, era inevitable que, con el transcurrir de los años y el peso de la Iglesia en la vida cotidiana de los habitantes de la época, se creasen nuevos centros religiosos.

El convento de Santo Domingo supuso un empeño personal de D. Gaspar Rodríguez Carrasco. Natural de Tenerife donde había nacido en 1676, desarrolló buena parte de su actividad mercantil en el Lanzarote de finales del siglo XVII y comienzos del siglo XVIII. Ya en 1692 pidió licencia para crear un hospital con iglesia y servicio litúrgico bajo la congregación de San Juan de Dios; en efecto, en 1698 cedió unas casas de su propiedad para instalar en ellas dicho hospital pero esta comunidad rechazó la idea por la lejanía de la isla.

Convento de Santo Domingo de Teguise

Sin embargo, el capitán Rodríguez Carrasco no cejó en su empeño y debió construir el edificio entre esa fecha y 1711. En ese año otorga un documento de fundación a favor de la Orden dominica y prueba de que las obras debían estar muy avanzadas es la minuciosa descripción que hace en dicha escritura: la iglesia está prácticamente levantada con su nicho, realizadas las bóvedas para enterramiento, coro tribuna, campanario, sacristía y una zona claustral. Pero, además, regala a la iglesia varias imágenes, entre ellas una de San Juan de Dios y otra de Nuestra Señora de Gracia, piezas de orfebrería y deja que pasen a su poder seis casas nuevas que poseía en la villa. La licencia para su autorización se haría efectiva en 1726, considerada la fecha de fundación del convento.

Todo el complejo conventual sufrió transformaciones a lo largo de la segunda mitad del siglo XVIII con vistas a constantes ampliaciones, como la creación de una segunda nave y el retablo mayor que corresponde a finales de esa centuria. Por entonces, la comunidad solía contar con unos catorce frailes, una cantidad más que suficiente para atender las necesidades espirituales y religiosas de la isla.

El convento desapareció con los procesos desamortizadores de la primera mitad del siglo XIX por lo que apenas contó con un siglo de vida. El recinto se puso al servicio de diversas actividades, desde comerciales a militares, docentes, etc, provocando un deterioro que supuso la pérdida de la segunda planta e importantes zonas de la parte posterior. En 1956, las autoridades municipales decidieron realizar una serie de obras sobre parte de las ruinas del inmueble, principalmente las que había ocupado el claustro, para su remodelación y destinarlo a las Casas Consistoriales, espacio que aún se mantiene y que conserva algunos restos como el arco de acceso a la sala de archivo de la corporación.

La iglesia se ha reconvertido en la actualidad en una sala de exposiciones, exhibiendo aún el retablo principal del templo original dedicado a Nuestra Señora de Gracia y conservando el único trasaltar con pinturas murales de toda la isla. Por ello, a lo que se puede añadir una interesante exposición, son motivos más que suficientes para realizar una visita a este antiguo espacio religioso de Teguise.

Para saber más:

– Concepción Rodríguez, José: Patronazgo artístico en Canarias en el siglo XVIII. Las Palmas de GC, 1995.

– Fuentes Pérez, Gerardo: “Fuentes para la historia de la orden de predicadores en Lanzarote. El convento de San Juan de Dios y San Francisco de Paula. Una aproximación espacial y plástica al siglo XVIII”. XII Jornadas de Estudio sobre Lanzarote y Fuerteventura, 2008.

Nota: La fotografía de este post es del Ayuntamiento de Teguise.