Ya hemos comentado en más de una ocasión que el traslado de la capitalidad insular a Arrecife a mediados del siglo XIX permitió que la villa de Teguise se mantuviese intacta tal y como se hallaba en aquel momento y salvaguardase la mayor parte de su patrimonio arquitectónico. De ahí que se la considere como uno de los centros históricos mejor conservados del archipiélago.
Entre sus edificios más emblemáticos pero igualmente más desconocidos se encuentra la ermita de la Vera Cruz. Esta ermita, que se erige solitaria en la plaza homónima en la zona norte de la villa, fue construida en el siglo XVII bajo el patronato del capitán Lucas Gutiérrez Melián, personaje importante de la sociedad conejera de mediados de la centuria que llegó a ser alguacil mayor y regidor de la isla.
El pequeño templo consta de una única nave central rectangular de gran altura sostenida por gruesos contrafuertes y con una sacristía adosada a la derecha. La cubierta es de madera con cubierta a dos aguas de teja y las esquinas de la construcción son de cantería negra, un aspecto muy habitual en edificios de la villa. En el interior podemos encontrar el coro trabajado en madera justo sobre el recinto de entrada y a lo largo de la nave el púlpito de pequeño tamaño y construido en el siglo XIX.
También se encuentran tres retablos. El primero y más antiguo rodea la talla del Cristo crucificado de la Vera Cruz, obra datada en el siglo XVII y que da nombre al templo. La escultura titular de la ermita llegó a la isla procedente de Portugal en el siglo XVII, siendo de madera policromada de color verdoso y con cabellera natural que le llega a la cintura. El segundo retablo cuenta con un cuadro, Venida del Espíritu Santo, traído de la ermita del Espíritu Santo, al desplomarse el techo de la misma en 1862. Y el tercer retablo tiene otro cuadro, Los desposorios de María y San José, traído desde la ermita de San José a finales del primer tercio del siglo XX cuando la finca donde estaba se declaró en ruina.
Sin duda y sin ser tan nombrado como otros recintos religiosos de Teguise, este edificio merece una visita por parte de los viajeros que acuden diariamente a la villa a recorrer sus calles y plazas.
Para saber más:
Teguise, conjunto histórico-artístico. Teguise, 2007.
Nota: La fotografía de este post es de Ramón Pérez Niz.