
Tanto en Canarias como en numerosos lugares de la Península son muchos los ejemplos de manifestaciones donde se “golpea” (sin hacer daño) o persigue a la gente en determinadas festividades. Manifestaciones que se pierden en el tiempo y que han perdido su sentido original transformándose en costumbres festivas y catárticas.
Entre ellas son frecuentes las representaciones de diablos y demonios, la mayoría de las cuales se celebraban durante la festividad del Corpus Christi, que simbolizaba el triunfo de Cristo sobre el mal. El más conocido de las islas son los diabletes de Teguise, una de las señas de identidad de la Villa. Existe constancia documental de su existencia desde, al menos, el siglo XVII, una celebración cristiana seguramente influenciada por la cultura morisca tan arraigada en aquellos siglos en la isla, aunque probablemente pueda retraerse aún más en el tiempo hasta la época de la conquista y la posterior cristianización de los aborígenes.
Los bailes de diabletes eran celebrados inicialmente por los pastores entre la Navidad y la Epifanía,especialmente en la noche del 31 de diciembre. Posteriormente, danzarían en la fiesta del Corpus Christi, simbolizando la lucha entre el bien y el mal propia de esta festividad. Sin embargo, a finales del siglo XVIII esa manera de entender la fiesta con danzas, obras de teatro y demás actividades se prohibió y algunas de ellas pudieron mantenerse a costa de trasladar su fecha de celebración, como ocurrió con los diabletes que lo hicieron en los carnavales.
Los diabletes de Teguise se caracterizan por una vestimenta que simboliza a un macho cabrío, alegoría de la virilidad y la supervivencia. La vestimenta se compone de un pantalón y camisola blanca pintada con rombos con un punto en el centro, negros y rojos. Por encima llevan unas correas cruzadas a la espalda donde cuelgan esquilas y cascabeles de latón y madera. Le acompaña una máscara pintada de rojo y rematada con cuernos de cabra y el llamado “garabato” que consiste en un zurrón que pende de un palo con el que asustan y “golpean” a los asistentes. Sin embargo, esta vestimenta y su confección se ha ido modificando con el paso del tiempo y probablemente no sea la original.
Ahora que se están celebrando los carnavales y si aún se encuentra en Lanzarote no pierda la oportunidad de ver esta manifestación festiva, única en las islas.
