Lanzarote vista por George Glas

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Desde el siglo XVI arribaron a Canarias expediciones científicas e individuos que dejaron constancia de su estancia en las mismas. Muchas de ellas han servido para conocer las impresiones de estas personas sobre lo que se encontraron en las islas, pero también cómo eran en ese momento pues, con frecuencia, aportan noticias y datos que sólo conocemos de manera indirecta. La primera y una de las más conocidas fue la Descripción de las Islas Afortunadas del mercader inglés Thomas Nichols procesado por la Inquisición canaria y que se publicó en 1583.

Sin embargo, no fue el último sino el primero de una larga lista de europeos que escribieron sobre las islas. Uno de los más conocidos fue el también inglés George Glas que publicó en 1764 su Descripción de las Islas Canarias, resultado de su experiencia y diversos viajes por el archipiélago. Glas había llegado a Tenerife a mediados del siglo XVIII y desde entonces eligió a Canarias como base de operaciones; intentó crear un asentamiento en la costa africana entre Senegal y Cabo Verde pero, al venir a Canarias para aprovisionarse, fue apresado durante varios meses. Cuando consiguió la liberación se embarcó rumbo a Inglaterra pero en la travesía fue asesinado y su mujer e hija lanzadas al mar.

El Río que tan bien describió George Glas a mediados del siglo XVIII

* El Río que tan bien describió George Glas a mediados del siglo XVIII. Fotografía de Dolmancé.

George Glas estuvo en Lanzarote, a la que junto con Fuerteventura dedica cinco capítulos, y la prueba de ello es que, a diferencia de otras islas donde la información la ha recogido de segunda mano, ofrece numerosos detalles, como la costa con datos sobre puertos, fondeaderos, régimen de vientos. Así describe bastante bien el brazo de mar de El Río, el puerto del Arrecife y el Puerto de Naos, con pormenores que sólo alguien que lo hubiese vivido podría especificar tan bien. Así, cuando hace referencia al castillo de San Gabriel dice que,

En una pequeña isla, o gran roca, entre los dos puertos, se levanta dicho castillo, que los defiende a ambos. Esta roca está unida a tierra por un puente por debajo del cual pasan los barcos desde Puerto Naos a Puerto Caballos.

El Puente de las Bolas

* El Puente de las Bolas. Fotografía de Ramón Pérez Niz.

Este conocimiento de la costa contrasta con el del interior, que es mucho más limitado pues únicamente se refiere a Teguise y Haría. De Haría sí sabemos que estuvo en ella pues lo menciona explícitamente al señalar que cuando estuvo allí era residencia del gobernador aunque el Alcalde Mayor y los funcionarios de la Inquisición vivían en Rubicón. Y es que Glas le da a Teguise el nombre de Rubicón o Cayas, lo que resulta sorprendente, señalando que existe una iglesia, un convento y un castillo así como otros datos que apuntan a que es la Villa. Sin embargo, el hecho de que no haga referencia a la mareta y que la información sea genérica hace pensar que los datos de la capital de la isla los obtuvo de forma indirecta.

Habla sobre el clima de Lanzarote que califica de sumamente saludable y la incidencia del mismo al señalar:

Cuando esta lluvia empieza a caer, los indígenas siembran sus granos; y unos catorce o veinte días después de las últimas, a saber, hacia fines de abril, está maduro para la siega.

Asimismo, detalla algunos aspectos sobre la alimentación, con especial dedicación al gofio, la vestimenta así como el gobierno de la isla y su comercio. Lo interesante de la obra de Glas es que no se trata del típico diario de viaje sino que se trata de una mezcla de observaciones personales, información de carácter oral y material bibliográfico que combina de manera ejemplar para mantener la atención del lector: así, tan pronto ofrece datos sobre las erupciones del volcán de Timanfaya como sucesos curiosos, como el naufragio de un barco inglés en Alegranza. Todo ello hace que la obra de Glas sea una referencia imprescindible para acercarnos al Lanzarote de mediados del siglo XVIII.

Para saber más:

López García, Juan Sebastián: “El texto de Glas (1764) y el Lanzarote histórico-artístico del siglo XVIII. VII Jornadas de Estudios sobre Fuerteventura y Lanzarote (1996), tomo II.

Castillo, Francisco Javier: “Las Canarias Orientales en George Glas”. Tebeto nº 19 (2006), pp. 47-106.